jueves, enero 21, 2010


El príncipe navegante


Sonaron las 12 campanadas que anunciaban la medianoche. En el escape perdió el zapato en la escalera. Cuando llegó al muelle dejó el otro, último recuerdo de esa noche, y se lanzó al agua. Las primeras gotas que rozaron su piel fueron suficientes para que volviera a ser sirena. El claro de luna le permitió ver al príncipe que hallaba el otro zapato.

Quien los calce a la perfección zapatos será mi compañera, lo oyó decir y, entre suspiros, se perdió en la espuma de las olas.

El príncipe decretó la búsqueda. Un sonido inigualable que provenía del agua lo sedujo.
Más de una doncella aguardaba al futuro monarca, esperaron su decisión pero él partió hacia el mar, que lo llamaba. Con una pasión única navegó y navegó. Tuvo en cada puerto un amor. Su vida transcurrió entre barcos y playas, el susurro de las olas le recordaba aquella mujer.